A veces escribo con claridad, otras veces, las palabras se me escapan. Pero, siempre, sigo escribiendo. A veces me pierdo en mundos sin igual, donde lo imposible cobra vida y lo inefable encuentra voz. Otras veces, me encuentro atrapado en la cotidianidad, convertido en una persona más, con sueño, ingenio a medias y deudas que pesan. Trato de hilvanar historias que nos arrastren, una tras otra, hacia esos rincones ocultos de nuestra mente, esos que llamamos imaginación. A veces el tiempo se me escabulle entre los dedos, y no consigo encontrar el momento para escribir, para saborear el placer de lo "escribido". A veces me repito: "Escribe una historia a la semana". Pero, a veces, esa semana se estira, se transforma en un mes, o incluso en un año. A veces reúno el valor, me esfuerzo al máximo, aunque solo sea en mi mente. Pero eso solo ocurre a veces. El resto del tiempo lo gasto pensando en cómo haré que esos "a veces" se conviertan en realidad.
Comentarios
Publicar un comentario
La máscara del más turbado