Orgasmo

Releyendo el post de Belén me encontraba yo, cuando una sonrisa -más tarde convertida en carcajada- me invadió ¿En qué coño estaría pensando para reirme de los problemas de los demás? Pues pensaba en lo de siempre, en mi mundo particular. Empecemos el mes con humor. Ahí va.

Nota: Pensaba en gallegos antes de escribir esta historia, así que mejor ponles un acento y disfrutarás más y mejor.

Orgasmo: El orgasmo (científicamente también: clímax, del griego κλίμαξ „escalera“, "subida") es el climax del placer sexual.

Perdida, triste, afligida. Mirando bajo la cama, en el cubo de la basura, en los armarios -“anda Alfredo, sal ya”- detrás del televisor de 42 pulgadas donde veía todos aquellos programas que nutrían su imaginación aumentando y mejorando su vida sexual. Miró en el baño “igual se ha caído por la taza del bater”. Miró en el dormitorio, en los cajones donde guardaban “sus” juguetes. No estaba en ninguna parte. ¿Cómo podía haberlo perdido?

Estaba angustiada, no sabía como se lo iba a decir a su marido ni mucho menos como se lo iba a tomar.

Durante la cena, que siempre precedía a una buena sesión de sexo –no se podía practicar con el estómago vacío, decía su marido-, la tensión podía masticarse: tensión sexual en su marido, tensión de culpabilidad en ella. Se sentía culpable de haberlo perdido. Armada de valor lo dijo.

- Pepe, creo que he perdido el orgasmo.

- ¿¡Qué!? – exclamó su marido sorprendido.

- Que he perdido el orgasmo. Esta mañana, cuando vino el del gas, lo tenía pero no sé dónde lo dejé. Podías ayudarme a buscarlo que tiene que estar por aquí, en alguna parte.

- Ay Maruxiña un día de estos vas a perder la cabeza. ¿Y cómo era tu orgasmo?

- Yo creo que era pequeño, de color naranja. La verdad es que no me acuerdo, como no lo usaba mucho.

- ¿Y dónde fue la última vez que lo viste?

- Creo que en la cocina, esta mañana. Ya te dije que lo perdí cuando vino el butanero.

- Igual te lo ha robado él, el del butano.

- No creo que lo haya robado el muchacho del butano. Era un chico muy majo y muy simpático.

- ¿Y tú estás segura que tenías un orgasmo? Yo creo que nunca te vi uno. Igual te lo has imaginado.

- ¿Estás seguro Pepiño? Mira que como me haya imaginado que tenía un orgasmo… uy que tonta. Aunque igual es verdad. Pero creo que la vecina me regaló uno hará un par de meses. Igual era ese.

- ¿Qué vecina, la del quinto? ¿Esa que tiene unos orgasmos que cantan por Marisol? Bueno, bueno que esa no anda muy bien de la chaveta. Que dice que para alcanzar el orgasmo tiene que masturbarse ¿No será más fácil subirse a una silla o no ponerlo tan alto, así lo alcanzas bien? Lo gracioso es que a veces llama a su novio para que le ayude y entre los dos no consiguen que ella alcance el orgasmo. Mira si lo tiene que tener alto.

- Pues mira que es un problema, si no lo alcanza con su novio va a tener que ponerlo en un lugar más bajo que no tienen niños y nadie se lo va a tocar. El otro día le escuché a la Paca que ella para alcanzar un orgasmo tiene que tener mucha excitación. Mira que tomar drogas para conseguir un orgasmo, con lo fácil que es ir al supermercado y comprarte uno.

- Además ¿Para qué quieres un orgasmo a tu edad? Si encima dicen que son argentinos.

- Pues también es verdad. Mira que si no le entiendes.Tiene que ser incómodo tener un orgasmo y no entenderle. Y si tiene hambre ¡Ay pobriño! Eso es más para los jóvenes, que saben más idiomas. Y como nosotros no tenemos hijos ¿Quién lo iba a cuidar cuando ya no estuviésemos?

- Claro Maruxa ¿quién quiere un orgasmo a nuestra edad? ¿Qué tenemos?

- Yo tengo gachas ¿y tú?

- Sopa. Anda, vamos a la cama a hacer un poco de ñaca-ñaca.

- Ay Pepiño que me duele la cabeza.

- No te preocupes Maruxiña, que me puse aspirina en polvo en el pene y ya sabes lo que dijo el médico, que lo puedes tomar por vía oral o rectal.