05 enero 2009

Tres minutos

Creo que este es mi último post más o menos gigante, el resto irán repartidos (tengo que dejar de matar gatos.) Así que voy a intentar NO poner post tan largos, a menos que sean monólogos, claro está, jajajaja. La cosa es que se puedan leer sin saturarse, pero de todas formas.... nunca se sabe.

"Tengo peces de colores con tangas de sabores. Una trucha, un trucho y arroz en un cucurucho"

No pude encontrar las cartas, no pude sacar las fotos, no pude dejar de dejarme. La música es mía y desgraciadamente la guitarra que suena también lo es; estoy en baja forma. Dale al play y disfruta que para eso la he puesto




Tres minutos

Solamente tenía 3 minutos para salir de casa. ¿Qué se iba a llevar? Había tantas cosas que quería salvar que se encontraba en una encrucijada. La caja con todas aquellas fotos analógicas que le habían acompañado siempre, donde su familia era la estrella protagonista de su infancia. Su primera bicicleta; el diario de juventud donde escondió los sentimientos que sintió por aquella profesora, ¿cómo se llamaba? Epi, aquella profesora de cuarto curso que hizo despertar su sexualidad. Las cassettes con las voces de sus compañeros en el viaje de fin de curso del colegio. Menudas borracheras se cogían, día si día también. Que buenos recuerdos.




Anda, el peluche que le regalo Deborah el día que se profesaron amor eterno. ¿Qué habrá sido de esa chica? Le deseo lo mejor. Una sonrisa recorrió su rostro con el recuerdo de aquella chica: su primer gran amor. Nunca supo si ese amor era correspondido. Le escribió miles de cartas llenas de sentimientos; sentimientos adolescentes que entremezclaban el amor y la amistad. La única foto que conservaba de ella se mantenía inalterable al paso del tiempo. ¿Qué habría sido de sus compañeros, de todos aquellos que aparecen en las fotos, de su etapa infante hasta su transformación en adolescente?



Que buenos recuerdos tenía también de los años de instituto. Sus primeros pasos en el mundo de los adultos, o así lo recordaba. Las chicas haciéndose las inocentes, los chicos sacando pecho y demostrando lo hombres que eran, las partidas de mus en la cafetería, las pellas y las borracheras con las litronas y el caliguay en el parque escuchando música en aquel viejo cassette. Viejo ahora, porque para los tiempos que corrían eran de lo mejorcito.



Abrió la caja con toda aquella correspondencia que había guardado a lo largo de los años. Sólo las cartas de amor. Cada amor correspondía a una época de su vida; de su vida y de su muerte, como él decía. Entre todas las cartas encontró un caleidoscopio, regalo de la madre de su hijo no nato. Nunca sabría si hubiese sido un buen padre. Recordó lo que había luchado por aquella relación, o así lo creía él. Rocío, nunca olvidaría su nombre. Hace poco alguien, a quién contó su historia con Rocío, le dijo ‘si no estás con ella ahora es porque no tenía que ser’ Cuanta razón tenía. Cogió la cometa que nunca había hecho volar, regalo de aquella a quien recordaba con cariño, y la apretó fuertemente contra su pecho. Frente a él una película con los 5 años de autodestrucción se dibujó consiguiendo que una lagrimilla rodase, solitaria, por su cara. De autodestrucción y desprecio.



Otro amor, otro fracaso. Pero esta vez el amor no era suyo, el amor era de aquella que se hubo fijado en él y a quien ayudó a superar el trauma de un intento de violación que, contra ella, cometió un antiguo novio. Cogió su guitarra, recuerdo de aquella relación con la que tuvo que aprender a ser persona, con la que tuvo que madurar, y se dispuso a tocar. Sus dedos se movían llevados por los sentimientos que en aquellos momentos le invadían. Intentó ver a sus amigos de antaño, casi todos con familia, los cuales habían evolucionado en otra dirección y se habían estancado. No lo entendía, igual que ellos no le entendía a él.



El tiempo pasaba y no le que daba mucho. Sólo 3 minutos para elegir, 3 minutos para recordar, 3 minutos para hacer balance de todo lo bueno y todo lo malo que había hecho y sentido; de todo lo que guardaba en cajas de cartón repartidas por la casa. Sólo tenía 3 minutos pero no podía dejar de tocar su guitarra; ese instrumento que siempre le había acompañado, que nunca le había fallado aunque él le fallase y le tratase, a veces, a golpes. Sus manos no podían dejar de tocar. Recorrían el mástil como habían recorrido los cuerpos de aquellas con las que buscó un poco de calor, de sentimientos, de complicidad.



De repente el tiempo se paró y una música sonó por encima del resto ‘Suite para Alejandra’ Se había enamorado como nunca de aquella muchacha. La había visto convertirse en mujer. Había perdonado sus excusas y mentiras y nunca había yacido con ella; nunca le había acariciado, solo habían intercambiado palabras y alguna frase, pero nunca habían perdido el contacto, aún sabiendo que esa relación, ese amor, no era sano, que ella le utilizaba para sus fines para, por alguna extraña razón, sentirse querida y deseada.



El tiempo terminó con una hilera de nombres dibujados en los muros de su mente: María, Rocío, Yolanda, Isabel, Raquel, Carmen, Alejandra, Lourdes, Deborah, … pero faltaba uno. Ese nombre que nunca pudo pronunciar porque nunca se lo preguntó. Un nombre que venía apareciendo en sus sueños desde que tuvo uso de razón y que siempre estuvo buscando. Y allí estaba, como siempre, esperando ser descubierta, pero esta vez era real.



- ¿Has decidido que te vas a llevar? – le preguntó ella desde la puerta de entrada.

- Si. Podemos irnos.

Recorrió aquella casa con la mirada por última vez. Un lugar donde había vivido toda su vida, del cual no quería separarse. Una casa que encerraba todas sus historias, todas sus mentiras, tristezas y alegrías. Una casa cargada de objetos que poco a poco habían ido creciendo hasta tal punto que se habían convertido en carga.

Cuando había cerrado la puerta para siempre, su acompañante volvió a hablar:

- ¿Qué te llevas?

- Sólo los recuerdos.



Bajó las escaleras y salió a la calle. El sol lucía con toda su intensidad. Nunca le había gustado el verano, su estación siempre fue el invierno. Pero esta vez disfrutaba del baño de sol. Comenzó a caminar hacía su destino y, cuando estaba cruzando la calle por un sitio señalizado, un camión desbocado le arrolló acabando con su vida. Su acompañante se arrodilló ante su cuerpo inerte, acarició el rostro de él y susurró:

- Lo único que no podías llevarte eran los recuerdos ya que son lo único que hacen que tú seas tú y no avances. Ahora ya puedes empezar con tú vida.



Se levantó y se sentó en la cama. No recordaba qué había pasado ni porqué se encontraba en aquella habitación vacía. Cogió su guitarra, una guitarra Alhambra que le había comprado a un amigo a buen precio; una guitarra con la que había empezado a poner música a su historia y comenzó a tocar. Una melodía se alojó en su cabeza. Cogió lápiz y papel y empezó a escribir. Sin letra, sólo un título ‘Suite para …’ Borró lo que había empezado a escribir. ‘Es mi música, mi historia Mi Suite

Con unas monedas y paquete de cartas salió a la calle y disfrutó de un bonito día de invierno.

Era el 5 de Enero y sólo tenía tres minutos para coger un tren.

15 comentarios:

  1. "...Si al ser humano le quitas sus recuerdos, ¿Qué les queda? Es lo único que les hace ser humanos, tener su identidad, su alma..." -Ghost in the Shell-

    Y es cierto, pero a veces los recuerdos, buenos o malos, son parte de una casa que no nos permite conocer lo que hay más allá, haciendo que nos acostumbremos a tener un techo, un refugio y no evolucionemos hacia un nuevo estado. A veces, para conseguirlo, tenemos que despojarnos de esos recuerdos y crear, vivir, otros nuevos. El camino de la superación.

    Esta vez no se me ha ido la pinza...

    Hasta el infinito y más allá.

    ResponderEliminar
  2. Hoy me has emocionado querido Masakoy.
    Lamentablemente la canción queda para mañana pero mejor, que las emociones fuertes me van mejor en mono dosis jejeje
    besos y mas besos desde mi alma y feliz 2009

    ResponderEliminar
  3. Cuanta razón llevas...pero lo mismo q los recuerdos y lo vivido nos hacen ser como somos, muchas veces son nuestra própia condena, lo q puede llegar a destruirnos y nos limita...desprendernos de ellos es como enterrar una parte de nosotros mismos, existe el duelo, despues es doloroso como un parto donde el sufrimiento de la madre, su miedo y su soledad la sufrimos nosotros mismos...
    Hay q crivar los recuerdos con un colador muy fino para no irnos con ellos mismos en algunos casos...

    Maravilloso Masakoy.

    Un enorme beso.

    ResponderEliminar
  4. Preciosa Suite y emotivo relato. No es tan extenso, mientras le das dos veces al play para escuchar la composición, terminas la historia.
    Tres minutos, un suspiro, miles de recuerdos almacenados, nombres (Carmen y Déborah me encantan..) y sueños que se alejan.
    Mejor un no-nombre a una mentira, yo soy de esa opinión.
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Algo de conexión hemos tenido, querido mío... quizá tenga que romper con cosas de mi pasado para solo quedarme con los recuerdos, para que pueda evolucionar hacia nuevos estados...

    pero creo que me falta tanto todavía...

    Fíjate, ayer tuve el día como tu lo tuviste el 31... Tendría que haber leído este post antes...

    Besicos bonito

    ResponderEliminar
  6. Los recuerdos ocupan poco espacio fisico pero gran cantidad de disco duro. Los recuerdos no se salvan, se reviven^^

    ResponderEliminar
  7. Soy de las que suele mirar demasiado los recuerdos, pero poco a poco voy aprendiendo de las experiencias y no cargo con ellas como un saco de plomo...
    Lo mío me ha costado... :S

    Muaksssssssssssssssssssss!!!!

    ResponderEliminar
  8. Guau que forma de escribirlo y la música me ha encantado, gracias por el fondo perfecto.
    Yo aún no estoy preparada para desacerme de los recuerdos... ¿será por eso que no maduro?
    Besitos varios.

    ResponderEliminar
  9. Vengo mor mi mono dosis jajaja
    Ahora que mi peque esta bien despierto puedo disfrutarla.
    Que sepas que me gusta y mucho!
    Es preciosa.
    Besos, como siempre desde mi alma.

    ResponderEliminar
  10. Buena noche de Reyes! Los recuerdos hay que ponerlos en maletas y tirarlos al mar. Es lo mejor. En la cebeza ocupan demasiado. Hasta ya!

    ResponderEliminar
  11. Siempre se queda alguno guardado en el cajón ese que tenemos por cabeza, menos cuando se nos va la pinza, claro. Lo importante es ajustarlos de tal manera que no molesten y mucho menos duelan, un besote... en el cogote.

    Besos salados

    ResponderEliminar
  12. me ha gustado mucho, edu. me encanta cuando te dejas ver un poquito por dentro. de verdad, mucho, mucho. espero que hayas pasado un buen cumpleaños. ana.

    ResponderEliminar
  13. Me ha encantado la música, iba escuchando mientras leía. Gracias por compartirla.

    ResponderEliminar
  14. Anónimo8/1/09, 2:33

    genial relato, muy profundo y cuanta razón tiene, hay recuerdos que nos estancan pero nos ayudan a crecer y a aprender o eso kiero pensar..me ha recordado a la pelicula "olvidate de mi" pero no creo que yo llegara a kerer borrar a nadie

    bessos

    pd:bonita melodia, suena muy bien

    ResponderEliminar
  15. ...Liriox2: Bueno, han sido emociones en dos partes, me alegra que te hayan gustado. Besotes infinitos

    Lia: Los recuerdos están bien hasta un punto, pero para avanzar debemos desprendernos de todo lo que pueda estancarnos, recuerdos incluidos. Besos a pares.

    Terpsicore: ¿Sólo dos veces? Vale, la creé yo, por eso no podía leer y escucharla, jajaja o sí. Mejor un no-nombre a una mentira, es cierto. Besos besantes.

    Belén: Me tenías que haber llamado bicha. Rompe con todo y evoluciona, que te espero :P. Besos majica.

    Einash: Sólo se reviven si los tienes en tu backup. Dale al formtat: c y ya verás como no se salva ni uno... ¿Demasiada informática, no crees? Besos Norton, jajaja.

    PinUpSoy: Todo es empezar, pero lo bueno es seguir hacia delante y no quedarse estancado. Besos pinuperos.

    Eria: No hace falta desprenderse de los recuerdos para madurar, solo para cambiar a un estado diferente, por decirlo de alguna manera. Esta vez sabía sobre qué quería escribir. Besos llenos de Enero.

    Jordicine: En esta apartada orilla, donde más pura la luna brilla, dejaremos los recuerdos y las zapatillas. Coño, he pisado un clavo y ando descalzo, jajaja. Hasta ya infinito ;)

    Alma: Se me ha erizado el cogote con tú besote. Recuerdos que no duelan, eso eso. Besos chiruqueantes.

    Ana: Gracias. Mañana más y mejor. Besotes prometidos.

    Dintel: Gracias a tí por escucharla. ¿Si no la sacase de casa quién iba a saber que esa música existiá? Besos con sabor a piruleta.

    Yaves: Me supera Jim Carrey, sólo aguanto un par de pelis suyas o tres. Los recuerdos nos ayudan a crecer y a aprender pero una vez nos han ayudado nos niegan la superación, estancándonos. Besos del otro día, ¿lo recuerdas?

    ResponderEliminar

La máscara del más turbado